¿Y TÚ TIENES UNA TABLA MÁGICA?
Os traigo este artículo, con el que me sentí muy identificado y quisiera compartir con vosotros, ya que lo leí hace un tiempo en la web de nuestros amigos de sufer rule. “¿Cómo no se va a tener en alta estima a estos utensilios que han hecho que el hombre no sólo camine, sino que se deslice?”
Todos los surfistas tienen una tabla mágica, una tabla que ocupará siempre un lugar diferente en el armario. Para algunos, es esa tabla con la que perdieron la virginidad en el agua. Para otros, la que les acompañó en el primer “surf trip” o sencillamente su tabla mágica porque es con la que cogen los mejores baños.
Es raro no encontrar a un surfista que guarde en su cajón de sastre una de estas tablas. Cada uno tendrá detrás de éstas una historia única, personal e intransferible. Incluso los shapers se enfrentan a un dilema de difícil solución cuando un surfista llega a su taller y les pide que les repliquen “la tabla”.
Desengañémonos, no sólo son las medidas, el material o el shaper lo que le confiere ese halo de misticismo a la tabla “mágica”. Es ese duende que la tocó en alguna ocasión y dejó su impronta en ella. Es esa parafina que esparció, con su delicada mano, una sirena que nos cantó más allá de donde el mar rompía con toda su bravura.
Es por eso por lo que cada uno tendrá su tabla o tablas guardadas en un armario y sólo las sacará, si es que lo vuelve a hacer, en una ocasión especial, cuando viento y marea se confabulen para unas condiciones épicas dignas de una “tabla mágica”.
Las tablas llegan a ser únicas por diferentes caminos. Algunas lo son porque estuvieron bajo los pies de alguno de los surfistas más grandes que ha dado la historia del surf y, otras, porque traspasaron la realidad y se convirtieron en referencia en películas de culto. Estas son, por ejemplo, la primera tabla con la que Kelly Slater ganó su primer mundial, alguna de las muchas tablas que Andy Irons cabalgó en algún momento o las míticas tablas Bear con las que unos jóvenes surfistas cabalgaban las olas en su gran miércoles.
Kelly Slater, a día de hoy, posee su propia marca de tablas de surf, pero durante años fue fiel a una marca, a sus Channel Islands Surfboards by Al Merrick. Tablas con las que ganó muchos campeonatos pero, sobre todo, uno. Una tabla mágica con la que empezó todo y con la que Kelly ganó el Campeonato de Body Globe en 1990. Un modelo que sorprendió por su diseño. Una tabla que llamaba la atención por su estrechez y el acabado de los cantos, muy afilados para la época. pero sobre todo por su extremada finura.
El caso de Andy Irons es peculiar, ya que no son las tablas de Andy para Andy las que se han convertido en míticas. La prematura muerte de uno de los mejores surfers de la historia provocó el efecto contrario. Todas aquellas tablas que han pasado por los pies de este genio del surfing se han convertido en tablas de coleccionista. Tablas mágicas o incluso tablas de culto para todos aquellos que poseen alguna de estas joyas.
Andy era diferente y, mientras la mitad de la playa se vestía como decían las marcas, él se negaba a tener un único shaper y poder así catar las diferentes posibilidades que ofrecía la evolución de los materiales.
Las últimas tablas que traigo a estas líneas son unas que traspasaron todas las fronteras y a las que el propio personaje de la película de culto “Big Wednesday” dió nombre, Bear. Un surfista forjado “en tiempos en los que los barcos se hacían de madera y los hombres de hierro”.
Tablas que traspasaron la ficción y que como se dice en la propia película “largas tablas de surf que sacábamos por la ventanilla trasera rota de algún viejo Chevy. Aplicábamos cera en el puente, agarrábamos las tablas, nos colábamos por la gran puerta de la vieja pared de la mansión Whitney y aullábamos mientras desaparecíamos en el océano. Era verano y el momento de la marejada sur”.
De una manera u otra, cada uno tendrá la tabla que si pudiera se llevaría a la tumba con él. Ese tipo de reliquias con las que los faraones pedían ser enterrados, son para muchos surfistas, sus tablas. Porque esos cachos de foam o de madera les han dado algunas de las mejores sensaciones de su vida. Como no se va a tener en alta estima a estos utensilios que han hecho que el hombre no solo camine, sino que se deslice.
Texto Víctor Gallego
Foto portada @manugaldamez_